Ley de talles: no tengo que ponerme
- equalianews
- 27 may 2020
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 4 jun 2020
A cinco meses de aprobada la ley nacional de talles en Argentina aún hay cosas por ajustar. Lo que representa hoy la gordura y las dificultades de comprar ropa es comentado en esta nota por especialistas en el tema: profesionales y personas que lo padecen.

En noviembre de 2019 se aprobó la Ley de talles a nivel nacional con dos objetivos principales: realizar un estudio para ver cómo son realmente los cuerpos en Argentina y generar obligatoriedad en los negocios de ofrecer talles acordes a todas las medidas. Pasaron cinco meses desde ese momento y seguimos debatiendo si es necesaria o no la ley, si debiera ser obligatoria y a quiénes debería alcanzar.
Es muy difícil ser gordo. Sumemos a eso no poder ponerte lo que te haga sentir bien. La ropa es parte de cómo somos, es con lo que yo me siento identificado. Debería poder elegir la prenda que me guste, en el talle que me quede bien, en el color que quiera, al igual que cualquier otro hombre o mujer que tenga un cuerpo diferente al mío.
Catalina Serra, Licenciada en Psicología y especializada en trastornos alimenticios y educación emocional, plantea:
"Hay algo que todos deberían saber, la obesidad es una enfermedad crónica, es algo de lo que vamos a tener que estar pendientes toda la vida, en menor o mayor medida y todo depende de cuánto podamos habernos amigado con nuestro cuerpo y con nuestra forma de alimentarnos".
Para muchos de nosotros cargar con esta enfermedad ya es suficientemente difícil como para tener que cargar con la culpa de tenerla.
"La obesidad no es "cerrar el pico" y ya. Hay una cuestión física, genética y psíquica. Se suele pensar que somos obesos por tanto comer o por no importarnos. Y la realidad es que el obeso sufre cada mordisco y es algo que hay que visibilizar", agrega.
Una encuesta realizada por la ONG AnyBody en 2018 arroja que de aproximadamente 8500 personas casi el 70% tiene problemas a la hora de encontrar su talle. Y más del 50% cuestiona su cuerpo, se siente inferior.
La Licenciada Serra plantea: "Hay un problema generalizado con la ingesta, con la nutrición física, psíquica y emocional. Con la comida en general. La gente está totalmente obsesionada con la comida y con el cuerpo, por ejemplo la ortorexia, la obsesión por la -alimentación saludable-, ni hablar de la anorexia y bulimia que están tan silenciadas y nadie habla de ellas, pero se sufre igual o más que siendo obeso".
Además del enfoque profesional, es necesario revisar cómo se vivencia el ir a comprar ropa si no tenes el "talle ideal".
Cuando entro en un local de "talles especiales" lo hago únicamente para poder salir con algo de ropa para andar por la calle. Pero internamente se me estruja el corazón de sentir que me califican como especial. No tengo cinco brazos, sólo soy gordo.
Es grave la presión social que hay en el inconsciente colectivo de todas, tener que entrar sí o sí en un pantalón. Si no quedas excluido. Sos invisible.
Mirta, por ejemplo, dice que se pasó muchos años preguntándose por qué su nieta tenía que usar la misma ropa que ella. Debería tener la posibilidad de vestirse como sus compañeritas.
Es difícil en el contexto de la cuarentena saber qué locales tomaron medidas para adaptar sus prendas a esta nueva ley. Por este motivo vamos a tomar como parámetro la primera quincena de marzo. No hay variedad de talles. Recorriendo la Avenida Santa Fe por más de treinta cuadras, sólo encontramos precios altísimos en prendas, la mayoría de las veces, diminutas. Una de las respuestas más comunes es "probátelo, se estira".
No quiero algo que se estire. Quiero algo que me quede bien.
La contracara de esto sería la Avenida Avellaneda. Acá es de sabiduría común que los precios suelen ser mucho más bajos. Pero otra de las ventajas, es que hay mucha más variedad de talles, colores, estilos, todo. Pareciera que tomar dos subtes de punta a punta y caminar unas siete cuadras es la única opción para poder comprar un jean nuevo, o para poder tener una camisa que no me recuerde a mi tia Carmen.
En una marca muy conocida en enero intenté comprar un pantalón. Y me dijeron que no tenían mi número de talle, pero que probara con uno (que ridículamente era más chico) porque ellos cumplían la ley de talles, entonces hacían la ropa más grande aunque la etiqueta dijera otra cosa. Y en otra casa sí encontré pantalones de mi talle pero a precios dos veces más caro de lo que podría pagar.
Pensando un poco en este mito de que la ropa para gordos es más cara porque se gasta más tela podemos ir al principio básico de economía: la oferta y la demanda. Un poco más amigable para entender, Luz Pereyra tiene un negocio de ropa y piensa que sin dudas la ley de talles tiene que implementarse en todos los locales de ropa.
"Cuando pensamos en ponernos el local con mi hermana la idea fue tener ropa linda en talles grandes. Hay mucha variedad de talles, chicos y grandes. Y la ropa es muy linda y de buena calidad. No varía el precio por el talle para nada" dice la vendedora.
Y agrega: "poder sentirnos a gusto con la ropa que usamos que es parte de la imagen y del estilo que queremos mostrarle a los demás. A mí me encanta que la moda se haya flexibilizado, que haya opciones. Que ya no estemos todos vestidos del mismo color o forma".
"Cada uno se viste con lo que quiere, le da seguridad, le gusta. Tener en el ropero muchas cosas y combinarlas como te sientas identificado".
La psicóloga Serra expresa: "Cada caso es un abanico de posibilidades a tratar con un equipo interdisciplinario. No es cuestión de una nutricionista y listo. La obesidad no es un problema de una sola variable, no podemos simplificar a la obesidad como mala ingesta. Debería haber una educación psicosocial de una buena alimentación y de nuestra relación con el cuerpo y la nutrición.
No hay una sola razón por la que los gordos seamos gordos. Hay muchísimos factores. Hay mucha carga de emocionalidad también. Pero no podemos centrarnos en las causas solamente".
Nuestro derecho es poder vestirnos. Tenemos que poder sentirnos parte de una sociedad sin llevar culpa por nuestra forma del cuerpo.
La conclusión de la Licenciada es que "Hay que hacer una deconstrucción social bastante grande. Unos kilos de más o de menos, unos cromosomas de más o de menos no son especiales. Hay muchas batallas que tenemos que librar como sociedad, con más amorosidad y con menos violencia".
Firma: Agustina Biondi





Comentarios